Meditación para liberar cuerpo, mente y espíritu

Pablo d’Ors es un escritor y sacerdote español fundador de la red de meditación “Amigos del desierto”

En la meta está el origen, es decir, vamos hacia lo que somos, un viaje de ida y vuelta.

Insisto mucho en algo así como una fuga mundi, pero intermitente. Un salir del mundo, unir a nuestro astro núcleo interior. Pero luego volver a jugar. Apartarse del mundo está muy bien, es necesario. Es necesario hacer experiencia de vacío, pero para luego abriros totalmente y poder volver, poder entregarnos, estar receptivo a lo que hay, no?

La importancia de meditar

En mi caso, yo he encontrado una puerta. Hay que dar un paso importante, que es no solamente encontrarla, sino de alguna manera traspasarla. Significa que después de estarse muchos años dándose de cabezazos con la puerta, buscando desterrarla, la cerradura, buscando un atajo, meterse por debajo. Maneras de colarse en el otro lado, en el lado de la luz, en el lado del estar despierto.

Cuando realmente no buscas algo para ti, sino que simplemente has comprendido que ese es el estilo de vida que tú quieres vivir. Un estilo de vida de entrega por una cosa más grande que tú mismo. Cuando eso sucede, la puerta se abre.

Lo que descubres es maravilloso y alucinante: es que lo que hay del otro lado de la puerta, pues es lo mismo que lo que hay a este lado de la puerta. Es lo mismo. Realmente todo es idéntico, pero el que has cambiado eres tú. Hay tantas puertas y todo es una puerta que en el fondo no hay puerta. Esa es la cuestión.

En el fondo no hay puerta, no estamos. Nosotros somos los que nos ponemos esa puerta con nuestra mente. Pero realmente el mundo está súper abierto a todos. Nosotros estamos todavía cerrados. El mundo está aquí, somos nosotros los que no estamos del todo.

Lo más habitual, es que es un juego de toma y daca, de dar y recibir. Es como la vida. No decir que que es verdad que la irrupción de esta experiencia de estado, de este vislumbre, vamos a llamarlo así, pues es sobrevienen, no es fruto del esfuerzo, pero pero sí que cuenta contigo, sí que cuenta contigo o así que pide de buena manera tu colaboración.

Beneficios que aporta la meditación

El primer fruto de la meditación, de la práctica de silenciamiento es la claridad. Es decir, que lo que tú ves, las cosas más como son, no como a ti te gustaría que fueran o no desde tu único o exclusivo punto de vista.

Si te preguntas “No sé por qué hay claridad” es sencillamente porque has iniciado un proceso de vaciamiento de esa identificación de tu vida, de todo lo tuyo. Tus ideas, pensamientos, tus creencias, tus dependencias afectivas. En la medida en que lo vas haciendo, te vas caminando muy paulatinamente.

Lo que acontece es que ha habido más espacio dentro de ti, hay más espacio, pues ves con más claridad lo que hay. Si te pongo el ejemplo, si cuentas una habitación con muchas cosas, no ves lo que hay, pero si empiezas a quitar cosas, a vaciar, esto es lo que pasa exactamente. Y esa claridad te da paz, ese sería el segundo fruto. Lo que nos da desasosiego es la confusión y el no saber dónde estábamos. ¿Quiénes somos? ¿Qué es esto? Pero si lo tienes más situado, pues tienes este don de la paz.

No tengo que decir que que la paz no viene sin el don de la claridad, y la claridad va pareja al don de la humildad. Porque una de las cosas que ves claras es quién eres tú. Entonces, si tú no eres un estúpido integral, lo que ves de ti mismo es tu precariedad, tu vulnerabilidad, tu fragilidad. No hay camino de sabiduría que no empiece y que no termine en la humildad.

Obtén paz interior

Esa paz no es simple serenidad o tranquilidad o bienestar, no, que es lo que muchas veces equivocamos. Ya puede ser, más bien suele ser una paz turbulenta, una paz tumultuosa, paz combativa, que es el resultado de un camino de aprendizaje y de caerse y atravesar muchas oscuridades, sombras.

La paz es el resultado de la acción y pasión justas. Es decir, si tú recibes lo que la vida te da y das lo que estás llamado a dar, estás en paz, en paz contigo mismo. ¿Por qué? Porque estás siendo quien estás llamado a ser.

Y eso decir que lo espiritual es un trabajo consciente sobre el cuerpo y la mente que da frutos de armonía y compasión. Lo que hace que algo sea espiritual es la consciencia. Me gusta quizá más hablar de atención.

Por supuesto que hay muchos caminos, pero yo no conozco un camino tan directo para trabajar la espiritualidad, como la meditación.

La meditación es esa disciplina que nos permite vivir cultivándonos corporal y mentalmente para dar frutos de paz y compasión. Y, ¿en qué consiste? Pues eso es un ejercicio no solamente de silencio exterior, sino de silenciamiento interior, por el cual simplemente nos quedamos quietos, con la espalda erguida, atentos al cuerpo y atentos a la respiración. De entrada, no manejamos la atención en un punto del cuerpo e intentamos ir creando no solamente este silencio corporal que hemos llamado quietud, pero también el ritmo mental.

Evidentemente, siempre va a haber un parloteo interior y distracciones, pero todo esto se puede ir sosegado. Se suele decir que no se trata del control absoluto de la mente, como nos han dicho muchas veces, sino de la absoluta aceptación de lo que la mente es. Si tú aceptas que la mente tiene pensamientos, empieza a ver menos de fondo y deja de molestar prematuramente. Puedes estar en una situación de mayor sosiego.

Barreras para encontrarnos con nosotros mismos

¿Por qué tenemos miedo a esto? Primero, porque no nos han educado a ella. No nos han enseñado a estar quietos y a estar tranquilos. Si no, nos han enseñado a ser activos y a movernos mucho. Entonces todo lo que desconocemos nos da miedo, o los deseos reprimidos por las experiencias traumáticas, por todo lo oscuro, lo rodeamos de un envoltorio que son lo que llamaría Freud mecanismos de defensa.

¿Qué hace la meditación? Rompe, intenta romper el envoltorio para penetrar el hacer de todo lo oscuro y caminando hacia la luz, por decirlo así gráficamente.

Si tú lo ignoras, te puedes desangrar por esa herida. Entonces tienes que primero mirar bien cómo es esa herida y luego tratarla. Sin embargo, tener heridas es maravilloso si las sanamos. Si no, es un infierno, claro.

La meditación moderna

Estamos en un nuevo paradigma, pero también creo que hay una sensibilidad epocal para la que hace un siglo o dos no estábamos preparados, que nos viene de la zozobra, del materialismo, de consumismo; que nos hace apostar a muchos por por algo diferente y se va creando la sensibilidad común.

Lo que debe hacer uno es quedarse parado y luego moverse, pero no al revés. No hacemos lo que tenemos que hacer porque estamos distraídos por muchas cosas que no debemos hacer. Entonces, por eso digo que primero es sentarse.

Entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer con todos estos sentimientos oscuros de rabia, indignación, de miedo que nos puede suscitar este mundo contemporáneo? Pues mirarlos amorosamente para que el combate fuera sea eficaz.

Antes tienes que haber celebrado tú para ser un guerrero de la paz. Si realmente fuésemos capaces de entregar lo propio, que es tanto como mostrar nuestra vulnerabilidad, pues otro gallo nos cantaría. Pero la primera clave, sería la cercanía al otro. La segunda clave sería escuchar lo que nos da la plenitud.

La felicidad no son los hechos, sino cómo afrontas tú los hechos.

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