Andrés Martín Asuero es biólogo, MBA y Doctor en Psicología por la UAB. Después de trabajar como directivo se reinventó como instructor de Mindfulness, introduciendo en España el programa MBSR de reducción de estrés en 2004, que sigue impartiendo a través de su instituto EsMindfulness.
Una mente tranquila va a tomar mejores decisiones y una mente agitada se va a volver loca. A mí me gusta plantearlo desde desde la idea de que vincularse es un entrenamiento. Y es un entrenamiento para qué? Pues para cultivar una mente sana. Sana tiene que ver con reducir la ansiedad, la depresión, los estados, podríamos decir aflictivo, pero también una mente feliz, que disfrute de las cosas. Y lo que nosotros presentamos es mindfulness como un entrenamiento de la atención especial.
Habilidades afectivas para la felicidad
No es a propósito que conscientemente al momento estar presente y suspendiendo los juicios. Eso lo entrenamos con tres habilidades:
- La intención: la intención es lo que orienta la atención. Cuando yo voy a una reunión con una intención clara, voy a estar más presente que si no tengo una intención, voy porque me han convocado. Así que el tener una intención en las cosas hace a las personas ser más eficaces, gestionar mejor el tiempo y seguir las prioridades.
- Conectar con la experiencia: conectar con el cuerpo, sintonizar con el cuerpo, aprovechar la inteligencia del cuerpo. El problema es que estamos demasiado enfatizados y la mente.
- La flexibilidad: la amabilidad y estas cualidades que están muy asociadas con la felicidad. Sabemos que una persona flexible es una persona feliz, una persona rígida es una persona infeliz y entonces lo que lo que hacemos es prácticas que nos permitan entrenar estas habilidades.
El valor de la auto-regulación
La intención me lleva a la atención. La atención me lleva a la conexión, la conexión me lleva a la regulación y la regulación me lleva al equilibrio. El equilibrio me da comodidad, la comodidad me da salud y eficacia. Si esto lo hacemos al revés, tenemos que la desatención me lleva a la desconexión. Si yo dejo de atender a mi pareja, me voy a desconectar de ella. Si dejo de atender a mi cuerpo, no voy a desconectar de él. Si dejo de atender a mi trabajo, no voy a desconectar de él. Eso significa que no voy a poder regular lo que pasa porque estoy desconectado y eso significa que mi relación de pareja se va a desequilibrar, mi cuerpo va a desequilibrar, mi relación con el trabajo se va a desequilibrar y eso va a ser fuente de incomodidad.
Lo que debe de tener una persona es intención de mantener la atención en su red social para mantener una conexión que permita uno estar en relación y eso resulta en pertenencia. Para mí pertenencia estaría dentro de la comodidad. No si lo llevo a una red social. Es decir, que que esto lo que viene a decir es que hasta ahora uno ha dado por hecho que se relacionaba con gente. Pero ahora al relacionarte con gente requiere una intención y si esa intención no la tienes, va pasando el tiempo y cada vez es más difícil porque has ido perdiendo hábitos y te has ido fluyendo más.
Cómo desarrollar las habilidades
Igual que con el ejercicio físico, si uno deja de hacer ejercicio cada vez cuesta más, pues con con el tejido social. Si uno empieza a dejar de ver a la gente, pues cuesta más porque ya no lo encuentra, porque ya no lo sé. Los temas de conversación han cambiado porque la gente ha cambiado sus hábitos y entonces tendríamos que ver cómo adaptarnos a este nuevo contexto y generar lugares de reunión que fueran sanos.
A medida que tu tienes más conciencia, tu intención va siendo más elevada y eso lleva a prestar otra atención, otra conexión, otra regulación. Cuando nosotros practicamos la meditación, lo que hacemos es fomentar la conexión con la experiencia directa y apagar la red neuronal por defecto.
La red neuronal por defecto es donde hay el ruido mental, donde aparece la catástrofe, también es donde aparece la creatividad y donde está la fantasía. Hay que equilibrar un poco estas dos redes y sabemos que hay muchos problemas de salud mental. Incluso problemas de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, tienen que ver con el abuso de la red neuronal por defecto.
Me gusta esta idea de Brian Arthur: el éxito de una intervención depende del estado interior de éste donde interviene. A mí el mindfulness me ayuda a esto, a darme cuenta si estoy en la zona y si no lo estoy. Poder recuperar la zona bastante rápido. Me gusta, también, este modelo de Richard Davidson de los cuatro motores del bienestar. No son circuitos neuro plásticos: la presencia, la generosidad y la amabilidad son grandes motores del bienestar porque activan centros de placer del cerebro.
Y luego está la resiliencia. Estamos viviendo en una situación de caos, de incertidumbre, de confusión. Entonces, ¿cómo gestionamos eso? Pues ahí es donde está la resiliencia, que es una combinación de presencia con amabilidad. Cuando yo estoy presente y tengo amabilidad, la resiliencia sale.
También está el talante, la capacidad de ser positivo, mirar hacia adelante con la experiencia, ver las cualidades y lo bueno que hay, porque al fin y al cabo vivir sigue siendo un milagro. Así que para mí el talante es eso: ir y ver que en la vida todo te está esperando. Desarrollar una conversación con la realidad y darte cuenta de que en esa conversación con la realidad tu ego se hace más pequeño y el escenario en el que estás es espectacular. Entonces dejas de vivir en tus problemas para maravillarte de que la vida está ahí y te estás esperando.