Uno de los científicos más grandes de todos los tiempos fue el célebre físico Albert Einstein.
Nos trajo la teoría de la relatividad, la famosa fórmula E = mc2 que toda persona, desde los diez hasta los 110 años, conoce.
También nos introdujo en la mecánica cuántica. Sentó los cimientos sobre los que nació la mecánica cuántica, que es francamente extraña. No pudo encontrar la manera de “terminar” la mecánica cuántica, pero sabía que era correcta y que podía explicarlo todo. Como dijo: “No tengo ningún talento especial. Sólo tengo una curiosidad apasionante”, una cita que podría explicar por qué nunca dejó de trabajar y descubrir.
A pesar de fracasar en la teoría definitiva, al menos sentó las bases sobre las que otros podrían construir y a través de las cuales los futuros científicos podrían llegar a la verdad definitiva.
Sin Einstein, la física seguiría en la edad de piedra.
La importancia de la mecánica cuántica
¿Por qué creemos que la mecánica cuántica es esencial? Sí, la mayoría de nosotros no la entendemos, pero eso no niega su importancia.
La mecánica cuántica por sí sola nos ha aportado mucho. Ha cambiado la ciencia más de lo que podemos creer.
Se convirtió en la teoría fundamental de la física, ya que examina y explica las partículas y energías más pequeñas que podemos descubrir en la naturaleza. La física clásica nunca fue capaz de explicar los bloques fundamentales del universo, las partículas subatómicas que desafían la imaginación. Sin embargo, la física cuántica sí pudo.
Por eso decimos que Einstein dio un salto cuántico para la humanidad, nos permitió seguir explicando la mecánica cuántica y profundizar en los bloques de construcción del universo, algo que tradicionalmente ha sido el reino de lo inexplicable, de la espiritualidad.
El puente entre la ciencia y la espiritualidad
La mecánica cuántica explica tantas cosas, que los líderes religiosos de todo el mundo han empezado a ver la conexión entre la ciencia y la espiritualidad – la ven a través de la mecánica cuántica.
El Dalai Lama ha llegado a decir que necesitamos reconciliar la ciencia y la religión si queremos asegurar el futuro de la raza humana.
¿Cómo es posible esta conexión?
Podemos encontrar la respuesta en muchas cosas. Muchas religiones tienen el concepto de que todos venimos de una energía unificadora. Todos somos esencialmente uno. Y eso también puede verse en la ciencia.
En la religión, esta fuerza unificadora puede ser el Tao, o Dios, o cualquier otra cosa, y en la ciencia, puede ser el campo de Higgs. El hecho sigue siendo el mismo: tanto la ciencia como la religión están de acuerdo en que la fuerza unificadora es real, sólo que aún no podemos explicarla.
La mecánica cuántica nos muestra que hay más de lo que se ve a simple vista, nos muestra que incluso el mismo acto de mirar puede provocar un cambio en el mundo físico. Eso nos muestra que el mundo no es tan aburrido y tan rígido como creíamos, algo que la espiritualidad lleva señalando desde los albores del pensamiento humano racional.
En esencia, parece que la ciencia está empezando a explicar lo que la espiritualidad y la religión han sabido desde hace mucho tiempo.
Por nuestra parte, no podemos esperar a ver qué más consigue explicar la mecánica cuántica, y no podemos esperar a despertarnos en el mundo que ha encontrado el verdadero significado y la felicidad. Como dijo una vez Einstein: “Una vida tranquila y modesta aporta más felicidad que la búsqueda del éxito combinada con una inquietud constante”.